Cómo practicar

by yinyogaes

¿cómo practico Yin Yoga?

Yin Yoga tiene toda una magia propia. El cuerpo responde con cada acto de exhalar y soltar. Cada momento de surrender es un momento de profundización. A la vez puede parecer bastante difícil de llegar a ese momento, cuando se suavizan los tejidos, se va hasta la última resistencia y tu cuerpo solo se sana, se renueva y se re-estructura – sin esfuerzo. No tienes que hacer nada. ¿Pero cómo se hace nada? Eso es lo difícil de cultivar. Un estado en lo cuál la mente no interviene, libre de su control y de su acción.
¿Cómo lo hago entonces?

las fases de tu práctica de Yin Yoga

Respirar – Entrar – Anclar

Al principio necesitarás unos momentos para conectar con tu respiración y mantener esa conexión con ella. Será tu ancla (cómo siempre lo es en Yoga y en tu vida).
A través de ella vas realizando la postura. Aquí hay momentos de reajustes y encontrar tu variación de una postura. Cuando la tengas vuelves a anclar a tu respiración. Permites que tu peso, tus resistencias y tu actividad (mental o física) se va suavizando.

Recibir – Permitir – Dejar estar

Una vez en ese estado más anclado a la tierra, creas un estado de calma y de observación. Y es aquí que vas percibiendo cada ves más detalles, mentales o físicas. Pueden ser nuevas sensaciones corporales, molestias o tensiones que percibes. O puede que tu mente va mandando pensamientos o juicios (incluso acerca de la práctica). Hablamos de distracciones, sean experimentados al nivel físico o mental, o incluso emocional. El arte de Yin Yoga consiste en crear ese espacio sin juicio, conciencia testigo, que te permite observar esos estímulos y  distracciones que surgen en ese aquí y ahora, sin identificarte con ellos y volver a tu respiración tranquila.

Entregar – Soltar – Liberar

Después sigue el momento entre el volver a la respiración, el dejar estar lo que haya en ese momento y la liberación. Un momento en lo cuál algo más grande que tu intelecto y tu base de control (cerebro) empieza a actuar. Y en ese momento de surrender, de volver a suavizar y entregarte, sucede la magia. Las resistencias se van, las tensiones se disuelven y todo tu Ser recibe una sensación de liberación profunda.

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